“Te vamos a presentar a Roberto, lo conocimos en La Caldera después de que por accidente le tiré sus cervezas y terminó invitandome un trago; es psicólogo, bueno estudia psicología, en la Universidad Michoacana… bla bla bla bla”…. Fue lo primero que una amiga me dijo cuando le platiqué mi no tan reciente decepción en este jueguito del corazón…. Según ella ya debería de volver a salir para dejar atrás la mala vibra de ese niño malquerido…

¡Entrar de nuevo al juego!... Creo que no. Nunca he sido una persona con múltiples citas, ya que con las pocas que he tenido, me he sentido satisfecha… No, todo llega a su tiempo, todavía tengo muchas cosas que hacer antes de enfrentarme a eso… Ito tenía razón con esa cuestión de darme tiempo, es ahora cuando me estoy conociendo ante mi propia desesperanza en este naufragio en el que me veo sumergida.

Media hora después, me topo con una gran amiga de la infancia y adolescencia, la Flaca, que cada día está mas tristemente flaca; me invita a su graduación (que pena, yo ni me acordé de ella para la mía), y ante mi imposibilidad de asistir, me invita a una comida con su familia en nuestro querido ranch…. “sólo vas tu, fulanito y perenganito, el resto ya se ha casado y es muy complicado”….

¿Cuándo todos mis amigos se casaron?... ¿Cuándo los planes que habiamos soñado se nublaron?... o perdón ¿cuándo cambiaron y no me di cuenta?... ¿tendré equivocada mi escala de prioridades que me convierten en la única soltera?...