domingo, julio 23, 2006

-“¿Recuerdas cuando nos conocimos?”- Preguntaste al subir por primera vez al asiento del copiloto.

-“No, pero harán como 15 años aprox no?” – La pregunta me causó un poco de ansiedad y por un momento no supe como dar marcha al auto, mi inexperiencia se delataba al tocar mi espejo retrovisor mas de un par de ocasiones; la pregunta me desconcertaba más que este casual encuentro.

-“Yo si lo recuerdo, lo recuerdo cada vez que me siento a la mesa, a la de mis padres, ahí tengo tu fotografía”

-“Yo también tengo esa fotografía, recuerdas? Tu madre me regalò una copia hace un par de años que pasé a visitarla; la tengo en mi habitación junto con otras fotografías… pero ya cuenta ¿cómo fue el día en que nos conocimos?.. Oye, pero sin fantasías, quiero sólo el recuerdo, yo lo adornaré a mi manera.

-“Egoìsta, como siempre eres egoísta”.

-“Ya, cuenta”

- “Recuerdo que ya era primavera, y aun por la mañana ya se sentía el rigor del sol, las láminas del techito del patio principal de la escuela ya proporcionaban màs calor del necesario. Era un lunes y no se si recuerdas que yo jugaba a ser parte de la escolta en el kinder, mas por gusto de mi abuela que mío claro. Todo transcurrió igual, me despedí de mi abuela que se fue después de terminado el acto cívico y me formé para entrar al salón de clases. Vi a mi maestra Cristi en la dirección con dos señoras, a una de ellas ya la había visto en la escuela pero la otra era una extraña, aunque creo que se parecían un poco. Como mi maestra no entraba al salón, decidí tomar a J. Antonio para jugar con los columpios, mas la maestra del salón de al lado me regaño, veo que sale la maestra Cristi de la dirección y me pide tan dulce que entre a jugar con los materiales que hay adentro; a los pocos minutos regresa Cristi al salón, pero con una niña: la niña más blanca que había visto, era diferente; su cabello era muy largo y negro, con sus ojitos verdes (suelto una carcajada al escuchar su apreciación de que mis ojos son verdes), no te rías, vi tus ojos verdes, y usabas un vestidito azul, con puntos blancos. Estabas sonrojada, y tu frente sudaba asi que tu fleco se te pegaba; también recuerdo que sonreíste y te faltaba un diente. Si, lucías diferente a todas; tenías miedo verdad?”

-“No recuerdo, solo viene a mi memoria mi vestido azul”

-“Bueno, Cristi te sentó a mi lado, en mi mesa, es que era la màs próxima y nos sentaba ahí a los mas pequeños e inquietos del grupo”

-“Recuerdo que se día hicimos un payasito con figuras geométricas”

-“Exacto, yo todavía tengo ese payasito, tu payasito”

Decidí tomar el libramiento para llegar a mi casa, es la zona menos transitada y por ese momento consideré la más segura dada la situación y mi deseo de no ser vista con este hombre que por un momento su tono de voz develaba su deseo de ser cuidador y cuidado por esta persona, como siempre nuestra historia lo ha marcado así. Deseaba que nadie nos asociara en este momento tan penoso para mi ya que conozco mas de alguna joven en esta ciudad deseosa de ser la pareja de tal hombre heredero de una fortuna pronta a recibir, y es mejor evitar algún conflicto o habladuría que pusieran en riesgo nuestra endeble amistad por el momento.

-“En serio? Por qué lo tienes?”

-“Lo hiciste calladita, algunas niñas se te acercaban y te tocaban el cabello y los brazos, les causabas curiosidad y creo que eso te asustaba mas, así que no hablaste con nadie mas que con la maestra. Cuando terminamos el payasito podíamos salir al recreo cuando Cristi lo revisara y le ponía tu nombre, yo esperaba a que salieras para que conocieras el lugar donde jugaba con J.Antonio, Pepe y Cele y dejaras de asustarte con esas niñas que no te dejaban en paz; recuerdo la sorpresa y la sonrisa de la maestra cuando le dijiste que tu ya sabias escribir así que dejó que le pusieras tu nombre a tu payasito y al mío también, te saliste rápido al patio con Rosa, creo que después se volvieron amigas”

-“Si era una niña dulce, me protegía de ti y de tus amigos que constantemente me buscaban para llevarme a su casa del árbol que tenían cerca de los juegos”

-“Bueno, recuerdo que cuando salí a buscarte las niñas comenzaron a llorar, y a los diez minutos te tuvieron que llevar a casa”

-“Mi nariz, ¿Verdad?”

-“Mucha sangre. Así que guardé tu payasito como recuerdo, pensé que morirías, quedé impactado y tenía miedo, nunca había visto sangrar a alguien de su nariz… pensé que nunca regresarías…. Eras una niña diferente”

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

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11:18 p.m.  

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