15 de Enero del 2005

Niegas la realidad, la expulsas de tu cuerpo, ahora solo sostienes esa mirada infinita, acusadora y suplicante... La niña corre, y no se detiene.

Pensaba que volar resultaría fácil, el dolor le hace pensar que tiene alas... Y ahora parte de su ente sin miedo, mas llena de dudas... Vuela y se aleja de lo concreto, posiblemente así se vayan esas amigas desconocidas, tal vez así se puede despedir de sus lágrimas.

No se despide, espera que comprendan sus voces y su mundo... Decide partir y olvidar esa disputa, ya no hay rastro de pasión en su cuerpo, posiblemente si da bienvenida a la tormenta podrá responder ¿Quién soy?

Espera su suerte, poniéndo sus viejas monedas sobre sus ojos mientras duerme... Se da cuenta que ahora no son suficientes, traga saliva con sabor amargo mientras ve su canoa lejos... Es tiempo de partir.